Conoce al billonario venezolano que mira al espacio para conectar al mundo

Abel Avellan

En un planeta donde 2.700 millones de personas aún viven desconectadas de internet, donde la brecha digital limita oportunidades y perpetúa desigualdades, un emprendedor latino está lanzando satélites al espacio para cambiar esa realidad. No es una metáfora.

Abel Avellan, un ingeniero venezolano nacido en los años 70, está al frente de uno de los proyectos tecnológicos más ambiciosos del presente: crear una red de satélites que permita conectar cualquier celular del mundo, incluso en las zonas más remotas, sin necesidad de torres, antenas ni infraestructura terrestre.

Detrás de este sueño, hay una historia de migración, resiliencia y visión a futuro.

De Venezuela al mundo: los inicios de un ingeniero inquieto


Abel Avellan creció fascinado por la tecnología y los sistemas de comunicación. Emigró de Venezuela con la convicción de que podía construir una vida diferente, una vida donde el conocimiento, más que la suerte, fuera el motor de sus logros.

A comienzos de los 2000, se instaló en Miami junto a su esposa, embarazada de su primer hijo. Con apenas 50 mil dólares y mucho ingenio, fundó su primera empresa: Emerging Markets Communications (EMC). Su visión era clara desde el principio: llevar conectividad a lugares donde nadie más se atrevía a llegar.

En esa época, las grandes compañías ignoraban territorios como África subsahariana, zonas rurales de Medio Oriente o plataformas marítimas. Avellan vio en esa invisibilidad una oportunidad, y apostó por construir redes satelitales para conectar esas regiones.

De startup a gigante de las telecomunicaciones


Lo que comenzó como una empresa modesta se transformó en un gigante de la conectividad. En menos de dos décadas, EMC llegó a tener más de 500 empleados y una cartera de clientes que incluía gobiernos, empresas petroleras, navieras y organismos internacionales.

En 2016, Avellan vendió la compañía por 550 millones de dólares. Podría haberse retirado. Podría haberse dedicado a invertir o a escribir memorias. Pero decidió hacer algo más arriesgado: empezar de nuevo, esta vez con una ambición aún mayor.

AST SpaceMobile: una idea que parecía imposible


Fundó AST SpaceMobile, una empresa con sede en Midland, Texas, que busca revolucionar la forma en que accedemos a internet. Su propuesta es audaz: construir la primera red de banda ancha móvil basada en satélites que se conectan directamente a los teléfonos celulares comunes.

Es decir, sin antenas, sin routers, sin equipos costosos ni infraestructura terrestre. Solo el celular que ya tienes en la mano… y el cielo.

Para muchos, era una locura. ¿Cómo competir con Elon Musk y su red de miles de satélites Starlink? ¿Cómo convencer a los inversionistas de apostar por un proyecto tan complejo y costoso?

Avellan no solo convenció: atrajo a gigantes como AT&T, Vodafone y Rakuten, que han invertido cientos de millones en AST SpaceMobile. ¿La razón? Su modelo no compite directamente con Starlink: lo complementa. Mientras Musk ofrece internet para hogares a través de terminales especiales, Avellan quiere que cualquier persona, con un simple teléfono, pueda estar en línea desde una aldea africana, una montaña andina o un pueblo del Amazonas.

Tecnología de otro nivel, pensada para todos


Los satélites de AST SpaceMobile no son como los tradicionales. Son enormes estructuras con antenas desplegables que pueden medir más de 200 metros cuadrados. Desde órbitas bajas, emiten señales potentes capaces de cubrir regiones enteras y penetrar hasta los rincones más alejados del planeta.

En lugar de lanzar miles de satélites pequeños, como lo hace SpaceX, Avellan apuesta por lanzar menos, pero con una capacidad mucho mayor. Un enfoque eficiente, menos invasivo para el cielo nocturno y más accesible para los usuarios.

En abril de 2023, la empresa logró un hito histórico: la primera llamada de voz, videollamada y transmisión de video en directo desde un celular convencional usando un satélite en órbita. Un avance que validó años de trabajo y silenció a muchos escépticos.

Una respuesta elegante a la competencia


En 2022, SpaceX y otras compañías enviaron una carta a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), donde calificaban a AST SpaceMobile como una “acción meme”, dudando de su viabilidad técnica y financiera. Pero lejos de responder con polémicas, Avellan siguió trabajando.

Meses después, un cohete Falcon 9 —de la propia SpaceX— despegó desde Cabo Cañaveral llevando a bordo cinco satélites… de AST SpaceMobile. El mensaje era claro: el futuro no se discute, se lanza.

Un propósito más allá del negocio


Lo que hace única a la visión de Avellan no es solo la tecnología, sino su intención social. Su obsesión no es aumentar la velocidad de conexión en las ciudades o vender planes de lujo. Es ofrecer acceso a quienes nunca lo han tenido. A quienes han vivido desconectados del conocimiento, la salud, la educación o las oportunidades por falta de infraestructura.

“Esto no se trata solo de tecnología”, dijo en una entrevista. “Se trata de cerrar brechas, de democratizar el acceso a la información, de empoderar a comunidades enteras”.

Ese espíritu conecta con su propia historia como migrante latino. Sabe lo que significa empezar con poco. Sabe lo que es tener talento, pero no las herramientas. Por eso su meta es que en los próximos años, cualquier persona en el planeta pueda acceder a internet desde su celular, sin importar dónde viva.

Un latino orbitando alto


En un ecosistema dominado por nombres como Musk, Bezos o Zuckerberg, Abel Avellan representa algo distinto: una mente latinoamericana que no solo compite a la altura de los grandes, sino que lo hace con una propuesta propia, centrada en el impacto humano.

Su historia es prueba de que la innovación no tiene pasaporte. De que desde Caracas, Bogotá o San Salvador también pueden surgir ideas que transformen el mundo.

Y sobre todo, nos recuerda algo esencial: que soñar en grande no es patrimonio de Silicon Valley.