Los gatos, compañeros fieles de la humanidad, se destacan por su personalidad única y comportamientos peculiares. Sin embargo, uno de los rasgos más notorios de estos adorables felinos es su conocido desagrado por el agua, un misterio que ha intrigado a los amantes de estos animales durante generaciones.
Múltiples teorías han surgido en un intento por descifrar este enigma felino y una de ellas se centra en sus orígenes. La mayoría de los gatos domésticos se cree que provienen del Medio Oriente, una región caracterizada por sus desiertos y la escasez de agua. Esta circunstancia histórica podría haberles inculcado un temor inherente hacia el agua debido a su falta de exposición y familiaridad.
A diferencia de los perros que a menudo se desenvuelven en entornos ricos en cuerpos de agua, los antepasados de nuestros gatos domésticos vivían en amplias áreas de sabana con acceso limitado al agua. Si bien bebían de los bordes de los cuerpos de agua, rara vez necesitaban sumergirse completamente.
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Según el portal especializado Purina, «A medida que los gatos fueron domesticados y comenzaron a interactuar con regiones donde el agua era más común, su curiosidad innata los llevó a explorarla pero siempre manteniendo su cautela».
Además, vale la pena destacar que para los gatos, el agua no es sinónimo de limpieza. Su saliva tiene propiedades limpiadoras y su lengua rugosa les permite acicalarse y eliminar la suciedad sin necesidad de agua corriente.
Es importante señalar que, a pesar de esta aversión generalizada al agua, algunos gatos disfrutan interactuar con ella, especialmente cuando se trata de juegos y entretenimiento. Muchos de ellos son nadadores hábiles y encuentran el agua divertida y estimulante.
Sin embargo, el pelaje de los gatos también juega un papel fundamental en su aversión al agua. Su pelaje está diseñado para repeler la humedad, y cuando se mojan, su pelaje puede volverse pesado causándoles incomodidad.
Los gatos son criaturas obsesionadas con la limpieza y pasan mucho tiempo acicalándose. El agua puede hacer que sientan que pierden el control sobre su pelaje, lo que puede generarles ansiedad.
En resumen, el desagrado de los gatos por el agua puede rastrearse hasta sus raíces en el Medio Oriente, su historia evolutiva y su pelaje diseñado para mantenerse seco. Aunque algunos gatos desafían esta tendencia, su aversión generalizada al agua es un rasgo arraigado en su identidad felina.